martes, 20 de noviembre de 2012

García Lorca (primera parte)

El 19 de agosto de 1936 muere García Lorca en Viznar (Granada) a los treinta y ocho años.
La figura de García Lorca no ha encontrado todavía su sitio en la Historia. O sí lo ha encontrado, pero cada uno lo lleva a su orilla. Todos recordamos cuando el presidente, José María Aznar, fue a rendir homenaje a su memoria en Fuente Vaqueros. Lo que parecía un acto de justicia, no fue bien recibido por la izquierda española, que no estaba dispuesta a que un Presidente conservador citara a Azaña, a Alberti y, en este caso, a García Lorca.


¿Dónde colocamos al poeta? O, mejor dicho: ¿de qué Lorca hablamos? ¿De un Lorca apolítico? ¿Entonces por qué su poesía no tenía más que una breve reseña en los libros de texto franquistas? ¿Hablamos de su vida? ¿De una vida que nos ha llegado completa y falseada (incluso por sus amigos) para que no se supiera su sexualidad? ¿De su relación amor-odio con Dalí? ¿Hablamos del García Lorca que, según Alexaindre, "era capaz de toda la alegría del mundo"? ¿O del Lorca que conocemos por su obra: ansiando libertad, angustiado por el rechazo de su sexualidad, por el miedo a la muerta, por la represión? ¿Y si hablamos de su poesía, qué deberíamos decir, lo que él ya rechazó, que su Andalucía no es de banderilla y pandereta? ¿Quizá deberíamos explicar la relación del poeta con las nuevas corrientes, llámense ultraísmo o surrealismo? ¿Quién es García Lorca: Poeta en Nueva York que escribe desde la más absoluta modernidad o el cantor de un mundo mítico, antropomórfico, de resonancias telúricas, donde la muerte reina suprema, como Ian Gibson define su obra?
Federico García Lorca tomó partido por la República desde el principio. ¿Cómo no iba a tomar partido por la República el antiguo alumno del minsitro republicano Fernando de los Ríos? Tomó partido por los trabajadores, por los oprimidos, y criticó la España rancia y de valores putrefactos, que dirían Buñuel o Dalí; esa España que conocía tan bien de Granada y que finalmente lo asesinaría. Lorca se inclinaba, en sus propias palabras, a la comprensión simpática de los perseguidos. Del gitano, del negro, del judío..., del morisco que todos llevamos dentro.
García Lorca, con los actores de la Barraca
Como artista y no como político, colaboró con la República de la única manera que sabía hacerlo: montó una compañía teatral que llevó el teatro clásico a todos los pueblos de España que pudo. García Lorca tomó partido, partido hasta mancharse, que escribió García Celaya de sí mismo y valdría igual para el granadino. Sin embargo, García Lorca no pertenecía a ningún partido político, como Rafael Alberti, que era comunista; es más, pensaba que Alberti ya nunca escribiría nada bueno. Aun así, el asesinato de Lorca lo justificaron porque era rojo y, después de su muerte, tener alguna obra suya en casa convertía al poseedor automáticamente en sedicioso para el Régimen triunfante. No es extraño que fuera un poeta maldito a ojos de los vencedores, que durante muchos años intentaron minimizar su obra o pasaron directamente al descrédito personal del artista, ya que la muerte del poeta fue motivo más que suficiente para la condena del Glorioso Alzamiento por casi todas las democracias europeas (lo que no impidió que dejaran, indiferentes, al Gobierno legítimo español caer frente a las tropas nacionales auxiliadas por alemanes, italianos y marroquíes). Conocida su muerte, muchos intelectuales la lamentaron: Hemingway, Malraux, Orwell... Y algunos amigos le dedicaron sus más conmovedores versos: Neruda, Alberti, Cernuda... Venid los que nunca fuisteis a Granada/hay sangre caída, sangre que me llama...
García Lorca y La Argentinita
La vida de Federico García Lorca, sobre todo después de la descomunal biografía de Ian Gibson (hay una versión actualizada que no he leído), nos ha llegado bastante completa, salvo en dos detalles fundamentales: su homosexualidad (negada por el hermano del poeta) y las horas previas a su muerte. Sobre este último punto hay más leyenda que verdad. Las otras etapas de la vida de García Lorca están ampliamente estudiadas: nace en la Vega granadina en 1898 (él siempre diría que había nacido en 1900). Su madre es dominante y posesiva, algo que lo marcará siempre. Se trasladan a Granada, donde entra a formar parte de un grupo de tertulianos llamado el Rinconcillo, con ellos empieza a escribir y a formar su visió estética del mundo. Publica un primer libro de poemas editado con el dinero de su padre: es un fracaso de ventas. Mal estudiante y, a pesar de ello, su padre lo envía a estudiar en Madrid. Vive en la Residencia de Estudiantes, donde conoce a muchos de los que más tarde serán sus compañeros de generación. También a Dalí y Buñuel. Con el pintor, el poeta comienza su relación amor-odio. Es el año 27 el del principio de su consagración: con otros, organiza el homenaje a Góngora, se estrena Mariana Pineda y empieza a escribir el Romancero Gitano. En 1929, cada vez más distanciado de Dalí (quien se acerca a los planteamientos surrealistas de Buñuel y que no duda en criticar a su amigo motejándole de "perro andaluz"), se marcha a Estados Unidos. Allí escribe Poeta en Nueva York. Antes de volver a España, pasa por Cuba. A su regreso ya se respira el ambiente democrático revolucionario que cristalizará en la II República. Lorca se alinea decididamente con los republicanos. Se funda La Barraca, de la que será director y actor. Estrena Bodas de Sangre, obteniendo su primer triunfo importante. Es ya el primer poeta de su generación y uno de los más reconocidos dramaturgos de España. Va a Argentina, donde obtiene éxito de público y, por primera vez, consigue cierta solvencia económica. Regresa; muere el toreror Ignacio Sánchez mejías, a quien escribe uno de sus más estremecedores poemas. 
Estrena Yerma, una obra que indigna a la derecha... y a la derecha granadina. Franco se subleva en Marruecos, junto a otros militares de distintos puntos de España. Lorca, preocupado, y a pesar de las advertencias, decide volver a Granada, convencido de que en casa no le pasará nada. Se refugia en el hogar de la familia Rosales, importantes falangistas locales. Cuando los hombres de la familia no están, solo García Lorca y las mujeres en la casa, se lo llevan. A pesar de las pesquisas de su amigo Luis Rosales, no se sabe dónde está. José Valdés Guzmán, con o sin la implicación de Queipo de Llano, ordena su fusilamiento. Al poeta lo mataron la noche del 18 al 19 de agosto de 1936 en la Colonia, a unos pasos de la Fuente de las Lágrimas. Murió de varios disparos, parece que no falleció enseguida y le volvieron a disparar cuando se levantó gritando: "Todavía estoy vivo". Uno de sus asesinos, Juan Luis Trescastro, se enorgullecería después de haberle metido dos tiros en el culo por maricón.
CONTINUARÁ

La Argentinita y Federico García Lorca


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