martes, 10 de abril de 2012

Psych, la mejor serie televisiva de la actualidad

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Averguenza reconocer que nos gustan determinadas series. Algo así me ha sucedido con un Psych, quizá la serie más divertida de la actualidad y que en siete temporadas no le he dedicado ningún artículo. No es uno de esos llamados placeres culpables (guilty pleasure en la conocida expresión inglesa) como podría serlo en 2011 Melissa y Joey o anteriormente ese Entre fantasmas (Ghost Whisperer) que veía fundamentalmente por las tetas de silicona de Jennifer Love Hewitt: aquí se pueden apreciar sus encantos).

Comencé Psych porque Dule Hill es el coprotagonista y he procurado seguir la carrera de todos los actores que aparecen en El Ala Oeste de la Casa Blanca).

En Psych, un policía (Corbin Bersen) entrena a su hijo desde pequeño para convertirse en detective pero este por pereza no se une al cuerpo de policía hasta que participa en un caso para el que finge ser un medium, un detective síquico. Shawn Spencer (James Roday) y Burton Gus Guster (Dule Hill) crean su propia agencia de detectives para ayudar a la policía de ¿Santa Bárbara? (o Santa Mónica). En la segunda o tercera temporada, se burlan de The Mentalist por haberles robado el concepto de serie. 
O'Hara, en primer plano
Pero Psych mezcla el humor absurdo con el paródico (de la cultura televisiva de masas, a la manera de Community, aunque ninguna serie puede marcarse un capítulo como el Pillows and blankets de la tercera temporada de Community), referencial de la cultura de masas, surrealista y hasta un humor sin humor que te hace gracia de lo pavos que son Shawn y Gus. Porque estos dos actores desprenden tanta química en pantalla como en su momento Katherine Hepburn y Spencer Tracy o Walter Matthau y Jack Lemon. Junto a ellos Carlton Lassiter y el forense de cuyo nombre no me acuerdo e invitados de lujo, como William Shatner (como el padre de O'Hara) y Cybill Shepherd (la madre de Shawn).
Esta sexta temporada de momento me parece la mejor: homenaje a Hangover, a El resplandor y las pelis de comunidades de vecinos, la participación en un reallity show, el capítulo al mundo cómico con sus fantásticos títulos de crédito, el detector de mentiras cuando se puede descubrir que Shawn no es realmente un síquico...
No hay serie en la actualidad, salvo Fringe (dos Olivias Dunham debe asemejarse al Paraíso), que siga tanto interés y que, con tanto tiempo en antena, no dé ningún síntoma de agotamiento. 
Obra maestra de Steve Franks (guionista de Un papá genial, 1999).


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