lunes, 21 de noviembre de 2011

Cosa Nostra:historia de la Mafia siciliana, de John Dickie

El periodista e historiador norteamericano John Dickie publicó en 2004 una historia de la Mafia siciliana, la primera en lengua inglesa.
Una Mafia que surge con la creación del Estado italiano a finales del XIX (hasta los hallazgos de Falcone, incluso después, se remontaba la Mafia a la Edad Media, la lucha contra los Borbones... o se reducía a un simple carácter de orgullo altísimo propio de los sicilianos), y no en la Sicilia agreste, sino en los alrededores de Palermo: entre limoneros y olivares. También, desde sus inicios, demuestra una gran capacidad de adaptarse, no se trata de un fenónemo pasajero debido al subdesarrollo.
Dos fechas da John Dickie: 17 de mayo de 1890, cuando se estrena una opera de Pietro Mascagni (Cavalleria rusticana), cuyo Intermezzo aparece en la banda sonora de Toro salvaje, y el 23 de mayo de 1992, día en que Giovanni Brusca atenta contra el juez Falcone, su mujer y su escolta... Aunque la bomba (y el intento de derrotar al Estado con asesinatos masivos por parte de los corleoni) no se hubiera ejecutado sin el primero de los repenti (arrepentidos: si bien el término es equívoco: ante el temor que los maten, delatan). Antes hubo arrepentidos, pero fue Tommaso Buscetta "capo de dos mundos" quien reveló a Italia y al mundo los secretos que, como demuestra John Dickie, estaban allí si al Estado le hubiera interesado destaparlos. Pero hasta la muerte de Falcone, y a excepción del fascismo en la figura de Cesare Mori, la Democracia Cristiana prefirió convivir con los mafiosos en una sociedad de ayuda mutua. Tampoco posteriormente los socialistas serían inmunes al pacto con la Mafia. Pero fue en la década de los 50 el diario izquierdista L'Ora, y décadas antes otro socialista, Verro, el creador de los fascios (y, a su pesar, iniciado en la Mafia), fue uno de los primeros mártires: "En 1917 los campesinos de Corleone erigieron una estatua en memoria de Bernardino Verro [...] En ella se representaba a Verro subiendo por la vía Tribuan ahsta el punto en el que se había produciedo un asesinato. En 1925 la estatua fue robaeda; jamás se encontró. En 1992 un valeroso alcalde izquierdista de Palermo erigió otra estatua como parte de sus esfuerzos por incorporar al tejido de la ciudad el recuerdo de las fechorías de la Mafia. Tras ser objeto de actos vandálicos en diversas ocasiones, el monumento finalmente sería destruido en 1994. La Mafia habiá llegado al extremo de perseguir a sus víctimas aun más allá de la tumba".
Conocemos también por John Dickie los inicios de la Mafia en Estados Unidos (aunque queda mucho mejor explicado en La primera familia de Mike Dash: con un estilo más literario y en exclusiva el asesinato del barril Morello, Petrosino...), su competencia con otras familias y en los años 50 la visita del capo norteamericano Bonanno a Sicilia y el auge de la heroína introducida por la Mafia siciliana (al final asustaron a los norteamericanos, también a los de origen italiano) a raíz de una mayor vigilancia en Estados Unidos y en Marsella (puerto franco anteriormente de la heroína). Continúa por las vicisitudes de los 60 y 70 hasta el punto de inflexión de los 80 (la "minoría virtuosa" que se atrevió contra el Monstruo y sus cómplices del Estado: Andreotti, Berlusconi, tal vez Aldo Moro, la Iglesia casi siempre...) con multitud de arrepentidos y la brutal violencia de los Corleone (Luciano Leggio se vestía parecido a Vito Corleone) que a punto estuvo de acabar con la Mafia hasta que Provenzano, otro capo de Corleone, a mediados de los 90 volvió a situar a la Mafia fuera del radar: ayudas a las familias de los mafiosos prisioneros para evitar el riesgo de delaciones, apenas asesinatos (en junio de 2007 la primera ejecución en Palermo en década y media)... Aunque en el momento en que el libro entró en imprenta para la edición española, abril de 2006, Provenzano fue detenido tras cuarenta años en busca y captura.

PD. No hay que perderse la manera de reconocimiento (actualmente un mafioso no puede presentarse a otro mafioso, debe hacerlo un tercero) de una manera codificada que empezaba: "¡Por la sangre de Cristo" ¡Cómo me duele esta muela!" (y créanme hay que tener cabeza para acordarse de esta conversación que terminaba "¿A qué reino perteneces?" "Al dedo índice".
PD2. Tampoco cómo existían mafiosos territoriales y otros, llamados "hombres de negocios", que podían tener más dinero pero no ese poder que llevaba a un napolitano de tres al cuarto a golpear sin represalias a Lucky Luciano, exiliado en Italia. Eso sí, cuando los de Corleone, una década más tarde, tomaron el poder lo primero fue asesinar al que ofendió a Luciano para que lo supieran en Estados Unidos.

Defectos del libro: lo poco que habla de la Mafia Siciliana en relación con la Camorrra y otras formas de crimen organizado, tanto en Italia, como en China, en Córcega...
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