lunes, 29 de noviembre de 2010

The Trotsky (2009) pudo haber sido una comedia de culto

Tras unos años en los que la comedia teen norteamericana (o basada en modelos norteamericanos) parecía muerta, 2009 y 2010 nos han traído tres grandes sorpresas: Scott Pilgrim, de la que hablé en un post anterior, Rumores y Mentiras (de la que hablaré próximamente) y The Trotsky (canadiense, aunque con el actor Jay Baruchel que ya ha protagonizado Hollywood como She´s out of my league y El aprendiz de brujo). La dirige Jacob Tierney.


La película comienza con una huelga encabezada por un joven. Al poco nos enteramos que el jefe de la empresa, al que llama terrateniente, fascistas o nazi, según le venga, es su propio padre. Leon, que se llama el joven, cree ser la reencarnación de Leon Trotsky y los hechos parecen confirmárselo: conoce a ua mujer nueve años mayor que él con el nombre de Alesandra (misma edad y mismo nombre), busca a Lenin y teme a Stalin (¿los encontrará?)... Pero es cuando lo trasladan de un instituto privado a uno público cuando comienza su auténtica revolución con el fin de crear un sindicato estudiantil. Una generación que se debate entre la apatía y el aburrimiento (la distinción es importante en la película), que no opina sobre el compromiso que llevó a muchos voluntarios a morir y matar en España, que bromea con ponerle a un grupo de música My Stalin...

Apoyado por su hermana pequeña (la mejor frase de la película la dice ella: "A Hugo le encantarías"), su hermanastra y un par de estudiantes, los típicos fumetas aunque sin drogas.
Es una película muy simpática, con buenas actuaciones y diálogos, algún homenaje como el de las escaleras del Potemkin... Pero realmente es insustancial. Aunque podía haber sido otra película totalmente diferente: provocativa, de culto...
De esto trata el siguiente post: Otro Trotsky...
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